Me fui por el derrotero
cabizbajo frunciendo el ceño
como perro avergonzado
con todo mi pan duro y mosqueado.
Dónde cavaré mi guarida?,
acaso la salida quedó obstruida ?.
Mis manos ocultas entre los vacíos
lo seguro resbaló por el pantalón
solo un ladrón podría haber ganado
pero el cuidado y el tino me delató enseguida,
soy pesadilla en cada idea que me lanzo.
Otra vez intenté decirte lo importante que eres
pero
aquel hielo nuevamente se desmoronó
desde tu boca de diosa sobre mí
y la magia la transformaste en maleficio
porque todo lo que conseguí fue el desprecio épico.
Musa de mis horas y deshoras
maravilla que en mi paladar se ausenta
devuélveme la sonrisa y la cura
que es tu presencia primorosa.
Lichazul © Elisa
9 comentarios:
Esa primera estrofa, escatològica y apoteòsica, maravillosa. Un abrazo.
Qué desafortunado, le toca seguir trabajando e insistiendo, tal vez algún día...o tal vez alguna otra...
Abrazos!!!
Me temo que tendrá que esperar otro momento más oportuno, o aguardar a que el santo le venga de cara.
Besos Elisa.
Será la musa el problema?
Besos.
Tú sin musa...
No me lo puedo creer.
Si las dos sois Una?
Besos Elisa
ya llegará la musa y de nuevo la sonrisa a tus labios!
un gran abrazo!
Suele pasar que las musas son así de caprichosas y se hacen de rogar.
Un abrazo.
A ti no te falta musa ni muso!
Bss
; )
Que la musa sea benévola y vuelva siempre. Aunque dudo de que a ti te falte su calor.
Besos
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